La Cámara de Comercio de Estados Unidos en España (AmChamSpain) se fundó el 29 de octubre de 1917 por un grupo de empresas estadounidenses con intereses en España y gracias al decisivo apoyo del Embajador de EE. UU. en aquel momento, Joseph Edward Willard y del cónsul General de EE. UU. Carlton B. Hurst.
Pocos años antes, en 1912, se había fundado la US Chamber of Commerce, la principal entidad empresarial estadounidense. Unas 600 organizaciones empresariales de todo el país se comprometieron a unir esfuerzos con el fin de influir a favor del sector empresarial ante el Gobierno y el Parlamento, configurando lo que hoy es la US Chamber, la principal entidad empresarial a nivel mundial, con cientos de miles de empresas asociadas directamente y más de 3 millones indirectamente a través de otras Cámaras locales y entidades sectoriales. Se decidió que la sede estuviese delante del parque Laffayet, en Washington D.C., frente a la Casa Blanca, con el objetivo de influir directa e indisimuladamente en las decisiones de su inquilino, siempre a favor de la empresa y del libre comercio.
Hoy hay 108 AmChams afiliadas a la US Chamber of Commerce repartidas por los cinco continentes con una colosal capacidad de influencia orientada a atraer y retener inversión de empresas estadounidenses en el país que las acoge, fomentar la inversión de las empresas nacionales en EE. UU., y mejorar el marco regulatorio para aumentar la competitividad, el desarrollo tecnológico y la internacionalización de la economía. De China a Brasil, de Australia a Nigeria, de Irlanda a Japón, de Polonia a México, las AmChams son una fuerza impulsora de los flujos mundiales de inversión, tecnología y talento.
Por su parte, AmchamSpain nació en medio de la Primera Guerra Mundial, bajo la presidencia de Wodroow Wilson. AmchamSpain es la tercera Cámara de Comercio de EE. UU. en fundarse en todo el mundo, tras Amcham France y Amcham UK. La razón de su creación tan temprana, en relación con las de otros países, fue la necesidad de contar en Europa con una plataforma de negocios neutral desde la que las empresas estadounidenses pudiesen dar servicio a los dos bandos, aunque esta visión se frustró poco antes de la fundación efectiva de la entidad con la entrada de EE. UU. en la I Guerra Mundial, el 6 de abril de 1917, a favor del bando aliado.
AmChamSpain ha sobrevivido a dos guerras mundiales y a la guerra fría. A tres monarquías, una república, dos dictaduras y una sangrienta guerra civil. Ha coexistido con diecinueve presidentes estadounidenses (de un total de 46) y siete españoles desde la Constitución del 78. Como en el resto de las Amchams, y desde su fundación, la presidencia honoraria de la entidad corresponde al embajador/a de EE. UU. en el país.
La Cámara vivió la primera ola de inversión estadounidense en los años 20 y 30. También vivió una época desconcertante durante la guerra y la postguerra, en la que los extranjeros no podían presidir entidades y las normas de la US Chamber no permitían – ahora sí - a no estadounidenses presidir sus afiliadas por lo que la Cámara quedó prácticamente paralizada tras la Guerra Civil. Es a partir de los acuerdos de septiembre de 1953 entre España y EE. UU. que la Cámara vuelve otra vez a activarse con toda su fuerza. El vicepresidente del comité de Madrid de AmChamSpain desde 1946, Manuel Arburúa, es nombrado ministro de comercio de Franco y trabaja desde la administración para acercar a ambos países. Los acuerdos de Madrid de 1953, que supusieron el fin de la autarquía, tienen como únicos negociadores en la parte americana al Embajador estadounidense y al Presidente de AmChamSpain en ese momento. En la parte española al Ministro Arburúa.
La Cámara ha vivido también el boom que empezó en los años 60 con un fuerte flujo de inversión estadounidense y configuró una España moderna que creó la clase media, terminó con la dictadura y aupó la democracia. También ha vivido el otro boom, el que siguió a la estabilización de la democracia durante los 80 con la entrada en el mercado común, donde la tecnología y la metodología empresarial americana fueron fundamentales para modernizar el tejido productivo. La Cámara también ha vivido dos crisis financieras (la del 1929 y la de 2008) y dos grandes pandemias (la gripe de 1918 y el Covid-19). Por otra parte, durante los últimos 20 años, las compañías españolas han pasado de ser un inversor insignificante en EE. UU. a ser uno de los grandes inversores (el 10º) en inversión directa.
AmChamSpain piensa ahora en el futuro. En cómo aportar más en una sociedad que ha cambiado y en la que las entidades empresariales van a tener que adaptarse a escenarios muy diferentes. Los cambios disruptivos que vienen van a modificar los parámetros bajo los que vivimos, consumimos, comerciamos, fabricamos y nos relacionamos.
En este contexto de gran cambio, ¿cuál es el futuro de AmchamSpain? ¿Qué interés tendrá una entidad empresarial bilateral como la nuestra para los nuevos líderes? Sin poder predecir un futuro, sí podemos intuir cual es nuestra misión para las próximas décadas. Seguir aportando valor a los flujos de inversión y comercio entre España y Estados Unidos, como hemos hecho siempre. Apoyar la competitividad, productividad e internacionalización de la economía española a través de nuestros comités y labor de influencia, como hemos intentado en estos últimos años. Mantener, claro está, en nuestra base social a las mejores compañías e implicar en nuestras actividades a sus mejores líderes. Pero, sobre todo, en nuestra nueva hoja de ruta está ayudar a adaptar el tejido productivo a una nueva realidad - de revolución tecnológica y múltiples desafíos sociales y geopolíticos - que indudablemente ya está aquí.